viernes, 29 de abril de 2011

y la compraron.

Justo hoy regresaba de la U y como el tramo de Chiclayo a Lambayeque es relativamente largo, me puse a pensar un rato en mis examenes o temas que habiamos conversado con mis amigas en la universidad, entre pensamiento y pensamiento surgió la imagen de  la casa que queda frente a la mía, las dos tienen casi la misma antigüedad, pero no la misma condición. Me da pena ver como se ha desperdiciado terriblemente, pues a mi parecer tiene (tenía) la fachada mas estética de Lambayeque,  la casa Cúneo ha sido victima de la dejadez y la falta de identificación con respecto a lo nuestro, a la belleza colonial que guarda la antiguamente llamada calle real. Yo creo que si se le hubiera tomado mas importancia a esta joya cultural, al rededor de los años 90 se pudo haber salvado, lamentablemente ahora la situación de la casa es deplorable; ya no queda mas que botarla pues aparte que malogra el aspecto de la  calle, la pone muy insegura,  cada día veo que algo nuevo se ha caído, ya sea el techo o algunas partes de la fachada; las prominentes columnas que adornan el portón de lado a lado están completamente aglobadas, parece que a la casa la hubieran sacado de un cuento de terror. Yo no les hecho el 100% de la culpa a los antiguos habitantes de esta pues no todas las personas tienen los recursos suficientes como para arreglarla, si he de pasarle la pelota a alguien sería a la cabeza del INC, seguido de los señores de la Municipalidad que lo único que han hecho por ella es nombrarla patrimonio cultural. Yo la llamaría: Patrimonio que refleja la verdadera cultura Lambayecana. Si la casa hubiera caído en las manos correctas, les aseguro que su condición actual no sería la misma. Ahora la casa Cúneo  ha sido vendida a una persona joven, estoy pensando si este cambio será para bien o para mal, pero una única pregunta aborda toda mi mente: y ahora ¿quién podrá ayudarnos?.
 Les adjunto dos fotos de la casa, una de 1916. H. Brüning y otra actualizada. Miren y comparen. 


miércoles, 27 de abril de 2011

si pasas por el norte


Hace un buen tiempo a mis papás se les ocurrió la idea más genial y descabellada de todas las ideas que les he escuchado hablar: abrir un restaurante en mi casa, primero lo conversaron ellos, después nos lo comentaron a mi hermano y a mí, a mi parecer, la idea de cerrar la tienda y usar toda la  casa para un restaurant me parecía buena y triste a la vez, es decir: crecí con una tienda, yo era la envidia de mis amigas por ser la que primero probaba los dulces nuevos que salían en el mercado. Crecí jugando en una casa gigante, tantas aventuras, y ahora sería de uso público. Con el tiempo entendí que los cambios siempre son para mejor y que una casa como la mía aspiraba a más, les  confieso que el primer año con el restaurante fue un cambio difícil para toda la familia, antes acostumbrábamos comer juntos, ahora comía cada uno por su lado y a las horas incorrectas. Todo parecía ser que esta aventura acabaría en un terrible desenlace y francamente, no me agradaba la idea de salir de mi rutina, pero en fin, siguió todo su curso y creo que con el tiempo las aguas se calmaron y poco a poco hemos ido creciendo. Al principio se notaba en las caras de todos la pena de ver los salones vacios (son unos salones muy grandes), administradores entraron y salieron, cada uno tratando de subirle la clientela y no nos podemos quejar de nada pues cada uno ha dejado su huella acá, y una buena huella. Poco a poco fuimos madurando y adquiriendo experiencia, lo que antes parecía un caos, ahora es calma; a casi 3 años de abierto el restaurant ya tenemos nuestros clientes fijos, también vienen turistas y clientes que se suben a este “tren culinario” y al parecer la mayoría no quiere dejar la ruta, me alegra mucho eso pues la comida norteña es muy rica y variada; y la gente que consume en mi restaurante se va contenta, eso es lo principal. Ahora he concluido que este restaurante más que un beneficio propio, es un beneficio para Lambayeque en cuanto a su atractivo turístico y cultural de la gente que viene a comer, un 60% son turistas, de ellos un 20% son extranjeros y sus comentarios con respecto a la comida no son más que los que hacen con respecto a la casa, patrimonio cultural que, aun teniendo muchas reparaciones  guarda el estilo colonial que la caracteriza, siendo su principal atractivo los techos en el que están talladas 60 bigas con 120  iguanas en pino de Oregón que demuestran el esfuerzo de nuestros antepasados. Creo que el restaurante Casa Descalzi es una  combinación del pasado en el presente y un buen cebiche de lenguado

 Les dejo una foto del día que inaguraron mi restaurant... Atrás las dos infiltradas somos mi amiga Camila y yo, ¡como hemos cambiado!. 
                              
 ..y otra de la tradicional inauguración por parte de los padrinos, al costado mi papá y mi abuelita.